martes, 27 de julio de 2010

Hora Absurda

Otra vez traigo a Pessoa. No necesita introducción. Mucho menos el poema que hoy traigo. Es impresionante, conmovedor, inteligente...... ¡Leánlo!


HORA ABSURDA

Tu silencio es una nave con todas las velas extendidas…
Blandas, las brisas juegan en los banderines, tu sonrisa…
Y tu sonrisa en tu silencio son las escaleras y los zancos
con que más alto y cercano a cualquier paraíso me finjo…

Mi corazón es un ánfora que cae y que se parte…
Tu silencio lo recoge y lo guarda, partido, en un canto…
Mi idea de ti es un cadáver que el mar trajo a la playa…, y mientras tanto
tu eres la tela irreal donde yerro en color mi arte…

Abre todas las puertas y que el viento barra la idea
que tenemos de un humo que perfuma de ocio los salones…
Mi alma es una caverna henchida por la marea alta,
y mi idea de soñarte es una caravana de histriones…

Llueve oro sin brillo, pero no allá afuera… Es en mí… Soy la Hora,
Y la hora es de asombros y toda ella escombros de ella…
En mi atención hay una viuda pobre que nunca llora…
En mi cielo interior nunca hubo una única estrella…

Hoy el cielo es pesado como la idea de no llegar nunca a un puerto…
La lluvia menuda es vacía… La Hora sabe a haber sido…
¡No haber algo como lechos para las naves!… Absorto
en alejarse de sí, tu mirar es una maldición sin sentido…

Hechas están todas mis horas de jaspe negro,
mis ansias todas, talladas en un mármol que no existe,
no es alegría ni dolor este dolor con que me alegro,
y mi bondad inversa no es ni buena ni mala…

Los haces de los lictores se abrirán a la vera de los caminos…
Los pendones de las victorias medievales tampoco llegarán a las cruzadas…
pusieron infolios útiles entre las piedras de las barricadas…
Y en las vías férreas la hierba creció con vigores dañinos…

¡Ah, cuán vieja es esta hora!… ¡Y todas las naves partieron!
En la playa sólo un cabo muerto y unos restos de vela hablan
de Lejos, da las horas del Sur, desde donde nuestros sueños traen
aquella angustia de soñar más que hasta para sí callan…

El palacio está en ruinas… Duele ver en el parque el abandono
de la fuente sin surtidor… Nadie levanta del camino su mirada
y siente saudades de sí ante aquel lugar-Otoño…
Este paisaje es un manuscrito con la frase más bella cortada…

La loca rompió todos los candelabros glabros,
ensució de humano el lago con cartas rasgadas, muchas…
y mi alma es aquella luz que no habrá ya en los candelabros…
y del lago aciago, ¿qué quieren mis ansias?, ¿brisas fortuitas?…

¿Porqué me aflijo y me enfermo?… Desnudas al luar(*)
tiéndense todas las ninfas…Vino el sol y ya habían partido…
Tu silencio que me arrulla es la idea de naufragar,
y la idea de tu voz suena en la lira de un Apolo fingido…

Ya no hay colas de pavos todas ojos en los jardines de otrora…
las propias sombras están más tristes… En el suelo quedan
aún rastros de vestes de hadas (parece), y aún llora
algo como un eco de pasos por la alameda que aquí termina…

Todos los ocasos se fundieron en mi alma…
hierbas de todos los prados fueron frescas bajo mis pies fríos…
Seca quedó en tu mirar la idea de creerte calma,
y ver yo eso en ti es un puerto sin navíos…

Irguiéronse a un tiempo todos los remos… Por el oro de las searas
pasó una saudade de no ser el mar… Frente
a mi trono de alienación hay gestos con piedras raras…
Mi alma es una lámpara que se apagó y aún está caliente…

¡Ah, y tu silencio es un perfil de cumbre al sol!
Todas las princesas sentirán el seno oprimido…
Desde la última ventana del castillo sólo un girasol
se ve, y el soñar que hay otros pone brumas en nuestro sentido…

¡Ser nosotros y no ser más!… ¡Oh leones nacidos en la jaula!…
Repique de campanas más allá, en el Otro Valle… ¿Cercano?
Arde el colegio y un niño quedó atrapado en el aula…
¿Porqué no ha de ser el Norte el Sur?… ¿Qué ha sido descubierto?…

Y yo deliro… De repente me detengo en lo que pienso… Te miro
y tu silencio es una ceguera mía… Te miro y sueño…
Hay cosas rojas y cobras(**) en el modo como pienso en tí,
y tu idea sabe al recuerdo de un sabor horrible…

¿Para qué no tenerte despecio? ¿Porqué no perderlo?…
¡Ah, deja que yo te ignore!… Tu silencio es un abanico ―
Un abanico cerrado, un abanico que abierto sería tan bello, tan bello,
pero más bello es no abrirlo, para que la Hora no tenga pecado…

Heláronse todas las manos cruzadas sobre todos los pechos…
Marchitáronse más flores de las que había en el jardín…
Mi amarte es una catedral de silencios elegidos.
Y mis sueños, una escalera sin principio pero con fin…

Alguien entrará por la puerta… Se siente al aire sonreir…
Tejedoras viudas gozan las mortajas de vírgenes que tejen…
¡Ah!, tu tedio es una estatua de una mujer que ha de venir,
el perfume que tendrían los crisantemos si lo tuviesen…

Es preciso destruir el propósito de todos los puentes,
vestir de alienación los paisajes de todas las tierras,
enderezar a la fuerza la curva de los horizontes,
y gemir por tener que vivir, como un ruido brusco de sierras…

¡Hay tan poca gente que ame los paisajes que no existen!…
Saber que mañana continuará existiendo el mismo mundo ― ¡Cuánto nos desanima! ―
Que mi oír tu silencio no sean nubes que entristezcan
tu sonrisa, ángel exiliado, y tu tedio, aureola negra…

Suave. Como tener madre y hermanas, cae la rica tarde…
No llueve ya, y el vasto cielo es una gran sonrisa imperfecta…
Mi conciencia de tener conciencia de ti es una oración,
y mi saberte sonriendo, una flor marchita en mi pecho…

¡Ah, si fuésemos dos figuras en un lejano vitral!…
¡Ah, si fuésemos los dos colores de una bandera de gloria!…
Estatua acéfala puesta en un rincón, polvorienta pila bautismal,
Pendón de vencidos que exhibe en su centro este lema: ¡Victoria!

¿Qué es lo que me tortura?… Si hasta tu faz en calma
sólo me llena de tedios y de opios de ocios horrendos…
No sé… Yo soy un loco que extraña su propia alma…
Fui amado en efigie en una país más allá de los sueños…

_____________________

(*) La palabra ‘luar’ que podría verterse por “claro de luna” reviste una gran importancia en la obra pessoana y representa, además de la claridad que da a los parajes desiertos la luna durante las noches, un estado del alma cercano ―pero no idéntico― a la ‘saudade’; pero además, suele tener connotaciones relacionadas con la presencia indefinida del misterio (tal vez por efecto residual de antiguos cultos lunares de la península ibérica).

(**) La palabra “cobras” tiene en portugués el doble sentido del adjetivo “cobrizas” (del color del cobre) y de “cobras” (especie de ofidio); sin duda, Pessoa juega aquí con esta dualidad.


HORA ABSURDA

O teu silêncio é uma nau com todas as velas pandas…
Brandas, as brisas brincam nas flâmulas, teu sorriso…
E o teu sorriso no teu silêncio é as escadas e as andas
Com que me finjo mais alto e ao pé de qualquer paraíso…

Meu coração é uma ânfora que cai e que se parte…
O teu silêncio recolhe-o e guarda-o, partido, a um canto…
Minha ideia de ti é um cadáver que o mar traz à praia…, e entanto
Tu és a tela irreal em que erro em cor a minha arte…

Abre todas as portas e que o vento varra a ideia
Que temos de que um fumo perfuma de ócio os salões…
Minha alma é uma caverna enchida pela maré cheia,
E a minha ideia de te sonhar uma caravana de histriões…

Chove ouro baço, mas não no lá-fora… É em mim… Sou a Hora,
E a Hora é de assombros e toda ela escombros dela…
Na minha atenção há uma viúva pobre que nunca chora…
No meu céu interior nunca houve uma única estrela…

Hoje o céu é pesado como a ideia de nunca chegar a um porto…
A chuva miúda é vazia… a Hora sabe a ter sido…
Não haver qualquer coisa como leitos para as naus!… Absorto
Em se alhear de si, teu olhar é uma praga sem sentido…

Todas as minhas horas são feitas de jaspe negro,
Minhas ânsias todas talhadas num mármore que não há,
Não é alegria nem dor esta dor com que me alegro,
E a minha bondade inversa não é nem boa nem má…

Os feixes dos lictores abriram-se à beira dos caminhos…
Os pendões das vitórias medievais nem chegaram às cruzadas…
Puseram in-fólios úteis entre as pedras das barricadas…
E a erva cresceu nas vias férreas com viços daninhos…

Ah, como esta hora é velha!… E todas as naus partiram!
Na praia só um cabo morto e uns restos de vela falam
De Longe, das horas do Sul, de onde os nossos sonhos tiram
Aquela angústia de sonhar mais que até para si calam…

O palácio está em ruínas… Dói ver no parque o abandono
Da fonte sem repuxo… Ninguém ergue o olhar da estrada
E sente saudades de si ante aquele lugar-Outono…
Esta paisagem é um manuscrito com a frase mais bela cortada…

A doida partiu todos os candelabros glabros,
Sujou de humano o lago com cartas rasgadas, muitas…
E a minha alma é aquela luz que não mais haverá nos candelabros…
E que querem ao lado aziago minhas ânsias, brisas fortuitas?…

Porque me aflijo e me enfermo?… Deitam-se nuas ao luar
Todas as ninfas… Veio o sol e já tinham partido…
O teu silêncio que me embala é a ideia de naufragar,
E a ideia de a tua voz soar a lira dum Apolo fingido…

Já não há caudas de pavões todas olhos nos jardins de outrora…
As próprias sombras estão mais tristes… Ainda
Há rastos de vestes de aias (parece) no chão, e ainda chora
Um como que eco de passos pela alameda que eis finda…

Todos os ocasos fundiram-se na minha alma…
As relvas de todos os prados foram frescas sob meus pés frios…
Secou em teu olhar a ideia de te julgares calma,
E eu ver isso em ti é um porto sem navios…

Ergueram-se a um tempo todos os remos… Pelo ouro das searas
Passou uma saudade de não serem o mar.. Em frente
Ao meu trono de alheamento há gestos com pedras raras…
Minha alma é uma lâmpada que se apagou e ainda está quente…

Ah, e o teu silêncio é um perfil de píncaro ao sol!
Todas as princesas sentiram o seio oprimido…
Da última janela do castelo só um girassol
Se vê, e o sonhar que há outros põe brumas no nosso sentido…

Sermos, e não sermos mais!… Ó leões nascidos na jaula!…
Repique de sinos para além, no Outro Vale… Perto?…
Arde o colégio e uma criança ficou fechada na aula…
Porque não há-de ser o Norte o Sul?… O que está descoberto?…

E eu deliro… De repente pauso no que penso… Fito-te
E o teu silêncio é uma cegueira minha… Fito-te e sonho…
Há coisas rubras e cobras no modo como medito-te,
E a tua ideia sabe à lembrança de um sabor de medonho…

Para que não ter por ti desprezo? Porque não perdê-lo?…
Ah, deixa que eu te ignore… O teu silêncio é um leque —
Um leque fechado, um leque que aberto seria tão belo, tão belo,
Mas mais belo é não o abrir, para que a Hora não peque…

Gelaram todas as mãos cruzadas sobre todos os peitos…
Murcharam mais flores do que as que havia no jardim…
O meu amar-te é uma catedral de silêncios eleitos,
E os meus sonhos uma escada sem princípio mas com fim…

Alguém vai entrar pela porta… Sente-se o ar sorrir…
Tecedeiras viúvas gozam as mortalhas de virgens que tecem…
Ah, o teu tédio é uma estátua de uma mulher que há-de vir,
O perfume que os crisântemos teriam, se o tivessem…

É preciso destruir o propósito de todas as pontes,
Vestir de alheamento as paisagens de todas as terras,
Endireitar à força a curva dos horizontes,
E gemer por ter de viver, como um ruído brusco de serras…

Há tão pouca gente que ame as paisagens que não existem!…
Saber que continuará a haver o mesmo mundo amanhã — como nos desalegra!…
Que o meu ouvir o teu silêncio não seja nuvens que atristem
O teu sorriso, anjo exilado, e o teu tédio, auréola negra…

Suave. como ter mãe e irmãs, a tarde rica desce…
Não chove já, e o vasto céu é um grande sorriso imperfeito…
A minha consciência de ter consciência de ti é uma prece,
E o meu saber-te a sorrir uma flor murcha a meu peito…

Ah, se fôssemos duas figuras num longínquo vitral!…
Ah, se fôssemos as duas cores de uma bandeira de glória!…
Estátua acéfala posta a um canto, poeirenta pia baptismal,
Pendão de vencidos tendo escrito ao centro este lema — Vitória!

O que é que me tortura?… Se até a tua face calma
Só me enche de tédios e de ópios de ócios medonhos…
Não sei… Eu sou um doido que estranha a sua própria alma…
Eu fui amado em efígie num país para além dos sonhos…












domingo, 25 de julio de 2010

"Ahora tengo sed y mi amante es el agua"

Así empieza uno de los poemas más bellos de Eduardo Carranza, El olvidado, el poeta que traigo hoy. Lo conocí cuando era chiquita, y me encantaba un poema a la bandera Colombiana en la que se conjugaban los tres colores y el territorio nacional: "Ella es el viento de la patria/ si la besas, besas su frente/ atlántica y sus pies amazónicos.". Luego conocí el Soneto sediento: "Mi tú. Mi sed. Mi víspera. Mi te-amo."; el Soneto con una salvedad "salvo mi corazón, todo está bien."; el Soneto a Teresa: "Teresa, en cuya frente el cielo empieza."

Me encantaba su manera de hablar de la melancolía y la tristeza, del dolor de ser abandonado o de la inmensa felicidad de amar a alguien. "Te llamarás silencio en adelante./ Y el sitio que ocupabas en el aire/ se llamará melancolía."

En sus poemas finales logró esa reflexión que me encanta en la poesía, saberse otro y desconocerse. Olvidarse de sí mismo, siendo uno mismo. "El poeta pregunta por su vida" en sus poemas, en sus palabras, en sus escritos, y no se encuentra, se busca todo el tiempo, pero ya es otro, y pronto ya no será más.

Eduardo Carranza nació en Villavicencio en 1913, fue un reconocido intelectual de su época. Junto a otros poetas creo un movimiento en el que "bajo el nombre de Piedra y Cielo se publicaron" en Bogotá" entre septiembre de 1939 y marzo de 1940" siete delgados cuadernos de poesía" presentados por Lozano y Lozano en aquellos días como "fascículos [sic] de versos nítidamente editados" que dirige" edita y costea el joven y acaudalado poeta don Jorge Rojas" . Estaban impresos en láminas sueltas de un papel grueso que no perdía su forma" en una edición impecable que acercaba e invitaba al lector. Se trataba -en orden de aparición- de |La ciudad sumergida de Jorge Rojas (1911-1995)" |Territorio amoroso de Carlos Martín (1914- )" |Presagio de amor de Arturo Camacho Ramírez (1910-1982)" |Seis elegías y un himno de Eduardo Carranza (1913-1985)" |Regreso de la muerte de Tomás Vargas Osorio (1908-1941)" |El ángel desalado de Gerardo Valencia (1911-1994) Y |Habitante de su imagen de Darío Samper (1909-1984)." (http://www.lablaa.org/blaavirtual/publicacionesbanrep/boletin/bole69/bolet1a.htm)

Hay quienes dicen que Aurelio Arturo estaba en ese movimiento, pero pues hay que leerlo para darse cuenta de que el estilo no concuerda y él dijo en muchas ocasiones que no pertenecía.

A mí me gusta Carranza, no me encanta y pues no es uno de mis poetas de cabecera. Pero me alegra de vez en cuando, además es super romántico, así que en esos días en que uno tiene dudas Carranza se las soluciona. El poema que traigo hoy, me parece uno de los más bellos y menos "adornados" de Carranza, juega con las palabras y las imagenes, logrando que el lector se deje llevar por las evocaciones a la vez que reflexiona sobre la escritura (o eso me sucede a mí).

Bueno, creo que aunque mis textos de introducción son, sobre todo para mí misma, emocionantes e informativos, tienen un problema y es que como dice una amiga mía "dirigen la interpretación del espectador". No siendo más....


Madrigal con un río, una rosa, una hamaca...

Tú, mi amor, que caminas como un beso,
andando vas por entre mis palabras:
es como si avanzaras separando
las ramas azuladas de un jardín,
las verdes hojas trémulas de donde sale el viento.
Recorres el papel con mi escritura.
Y cuando escribo río
tú lo cruzas nadando
y llegas y te extiendes en la arena
dorada de otras sílabas radiantes
que en la orilla te esperan;
y cuando escribo rosa, la rosa que has besado
da su forma a tus dos manos unidas,
si escribo sed te acercas a mis labios
si cascada, aparece tu cintura,
si nido azul, palpita tu garganta,
y si palmera escribo, descansas a su sombra
y si escalera, ruedas por tu risa
donde tu corazón relampaguea,
y si escribo paloma anida en ti
partida en dos magnolias temblorosas.
Apoya tu cabeza en esta luz,
en este pecho de hombre, en este verso
de plumas desveladas y febriles
y quédate dormida
tronchada y extendida en esta hamaca
mecida por el sueño que sale de mi mano
cuando te escribo, o, lento, te acaricio.

Si alguien quiere tocar la brasa pura
del amor en los años venideros
que toque estas palabras donde brilla
nuestro quemante beso para siempre.


jueves, 8 de julio de 2010

Una maldición


Oliverio Girondo nació el 17 de agosto de 1881 en Buenos Aires. Su familia era adinerada, lo que le permitió viajar y estudiar en Europa. Desde muy joven escribía, y se destacó por ser un poeta vanguardista y por influenciar a montones de generaciones posteriores. Sus poemas son juegos de palabras, llenos de imagenes que juegan con la imaginación del lector.

Hoy traigo uno de mis favoritos, es como una maldición infantil. Propongo que alguien dibuje este poema.


Que los ruidos te perforen los dientes,
como una lima de dentista,
y la memoria se te llene de herrumbre,
de olores descompuestos y de palabras rotas.
Que te crezca, en cada uno de los poros,
una pata de araña;
que sólo puedas alimentarte de barajas usadas
y que el sueño te reduzca, como una aplanadora,
al espesor de tu retrato.
Que al salir a la calle,
hasta los faroles te corran a patadas;
que un fanatismo irresistible te obligue a prosternarte
ante los tachos de basura
y que todos los habitantes de la ciudad
te confundan con un madero.
Que cuando quieras decir: "Mi amor",
digas: "Pescado frito";
que tus manos intenten estrangularte a cada rato,
y que en vez de tirar el cigarrillo,
seas tú el que te arrojes en las salivaderas.
Que tu mujer te engañe hasta con los buzones;
que al acostarse junto a ti,
se metamorfosee en sanguijuela,
y que después de parir un cuervo,
alumbre una llave inglesa.
Que tu familia se divierta en deformarte el esqueleto,
para que los espejos, al mirarte,
se suiciden de repugnancia;
que tu único entretenimiento consista en instalarte
en la sala de espera de los dentistas,
disfrazado de cocodrilo,
y que te enamores, tan locamente,
de una caja de hierro,
que no puedas dejar, ni por un solo instante,
de lamerle la cerradura.