viernes, 1 de octubre de 2010

Rainer María Rilke

Rainer María Rilke
(Austria, 1875-1926)

Canción de amor

¿Cómo poder retener mi alma para que no roce
la tuya? ¿Cómo poder elevarla
por encima de ti hacia las otras cosas?
Ay, cómo quisiera yo instalarla
en un sitio perdido en la oscuridad, allí,
en un lugar ajeno y silencioso donde
no tenga ella que temblar cada vez que tus entrañas tiemblan.
Porque todo lo que nos toca a ti y a mí
nos une de inmediato, como el arco del violín
que de dos cuerdas saca una sola nota.
¿A qué instrumento estamos siendo atados?
¿Y qué violinista nos tiene entre sus manos?
¡Oh, dulce canción!

viernes, 3 de septiembre de 2010

La jaula se ha vuelto pájaro/ y se ha volado


Alejandra Pizarnik

El despertar


A León Ostrov

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y se ha volado
y mi corazón está loco
porque aúlla a la muerte
y sonríe detrás del viento
a mis delirios

Qué haré con el miedo

Qué haré con el miedo

Ya no baila la luz en mi sonrisa
ni las estaciones que queman palomas en mis ideas
Mis manos se han desnudado
y se han ido donde la muerte
enseña a vivir a los muertos

Señor
El aire me castiga el ser
Detrás del aire hay monstruos
que beben de mi sangre

Es el desastre
Es la hora del vacío no vacío
Es el instante de poner cerrojo a los labios
oír a los condenados gritar
contemplar a cada uno de mis nombres
ahorcados en la nada.

Señor
Tengo veinte años
También mis ojos tienen veinte años
y sin embargo no dicen nada

Señor
He consumado mi vida en un instante
La última inocencia estalló
Ahora es o nunca jamás o simplemente fue

¿Cómo no me suicido frente a un espejo
y desaparezco para reaparecer en el mar
donde un gran barco me esperaría
con las luces encendidas?

¿Cómo no me extraigo las venas
y hago con ellas una escala
para huir al otro lado de la noche?

El principio ha dado a luz el final
Todo continuará igual
Las sonrisas gastadas
El interés interesado
Las gesticulaciones que remedan amor
Todo continuará igual

Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo
porque aún no les enseñaron
que ya es demasiado tarde

Señor
Arroja los féretros de mi sangre

Recuerdo mi niñez
cuando yo era una anciana
Las flores morían en mis manos
porque la danza salvaje de la alegría les destruía el corazón
Recuerdo las negras mañanas del sol
cuando era niña
es decir ayer
es decir hace siglos

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y ha devorado mis esperanzas

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
Qué haré con el miedo

martes, 27 de julio de 2010

Hora Absurda

Otra vez traigo a Pessoa. No necesita introducción. Mucho menos el poema que hoy traigo. Es impresionante, conmovedor, inteligente...... ¡Leánlo!


HORA ABSURDA

Tu silencio es una nave con todas las velas extendidas…
Blandas, las brisas juegan en los banderines, tu sonrisa…
Y tu sonrisa en tu silencio son las escaleras y los zancos
con que más alto y cercano a cualquier paraíso me finjo…

Mi corazón es un ánfora que cae y que se parte…
Tu silencio lo recoge y lo guarda, partido, en un canto…
Mi idea de ti es un cadáver que el mar trajo a la playa…, y mientras tanto
tu eres la tela irreal donde yerro en color mi arte…

Abre todas las puertas y que el viento barra la idea
que tenemos de un humo que perfuma de ocio los salones…
Mi alma es una caverna henchida por la marea alta,
y mi idea de soñarte es una caravana de histriones…

Llueve oro sin brillo, pero no allá afuera… Es en mí… Soy la Hora,
Y la hora es de asombros y toda ella escombros de ella…
En mi atención hay una viuda pobre que nunca llora…
En mi cielo interior nunca hubo una única estrella…

Hoy el cielo es pesado como la idea de no llegar nunca a un puerto…
La lluvia menuda es vacía… La Hora sabe a haber sido…
¡No haber algo como lechos para las naves!… Absorto
en alejarse de sí, tu mirar es una maldición sin sentido…

Hechas están todas mis horas de jaspe negro,
mis ansias todas, talladas en un mármol que no existe,
no es alegría ni dolor este dolor con que me alegro,
y mi bondad inversa no es ni buena ni mala…

Los haces de los lictores se abrirán a la vera de los caminos…
Los pendones de las victorias medievales tampoco llegarán a las cruzadas…
pusieron infolios útiles entre las piedras de las barricadas…
Y en las vías férreas la hierba creció con vigores dañinos…

¡Ah, cuán vieja es esta hora!… ¡Y todas las naves partieron!
En la playa sólo un cabo muerto y unos restos de vela hablan
de Lejos, da las horas del Sur, desde donde nuestros sueños traen
aquella angustia de soñar más que hasta para sí callan…

El palacio está en ruinas… Duele ver en el parque el abandono
de la fuente sin surtidor… Nadie levanta del camino su mirada
y siente saudades de sí ante aquel lugar-Otoño…
Este paisaje es un manuscrito con la frase más bella cortada…

La loca rompió todos los candelabros glabros,
ensució de humano el lago con cartas rasgadas, muchas…
y mi alma es aquella luz que no habrá ya en los candelabros…
y del lago aciago, ¿qué quieren mis ansias?, ¿brisas fortuitas?…

¿Porqué me aflijo y me enfermo?… Desnudas al luar(*)
tiéndense todas las ninfas…Vino el sol y ya habían partido…
Tu silencio que me arrulla es la idea de naufragar,
y la idea de tu voz suena en la lira de un Apolo fingido…

Ya no hay colas de pavos todas ojos en los jardines de otrora…
las propias sombras están más tristes… En el suelo quedan
aún rastros de vestes de hadas (parece), y aún llora
algo como un eco de pasos por la alameda que aquí termina…

Todos los ocasos se fundieron en mi alma…
hierbas de todos los prados fueron frescas bajo mis pies fríos…
Seca quedó en tu mirar la idea de creerte calma,
y ver yo eso en ti es un puerto sin navíos…

Irguiéronse a un tiempo todos los remos… Por el oro de las searas
pasó una saudade de no ser el mar… Frente
a mi trono de alienación hay gestos con piedras raras…
Mi alma es una lámpara que se apagó y aún está caliente…

¡Ah, y tu silencio es un perfil de cumbre al sol!
Todas las princesas sentirán el seno oprimido…
Desde la última ventana del castillo sólo un girasol
se ve, y el soñar que hay otros pone brumas en nuestro sentido…

¡Ser nosotros y no ser más!… ¡Oh leones nacidos en la jaula!…
Repique de campanas más allá, en el Otro Valle… ¿Cercano?
Arde el colegio y un niño quedó atrapado en el aula…
¿Porqué no ha de ser el Norte el Sur?… ¿Qué ha sido descubierto?…

Y yo deliro… De repente me detengo en lo que pienso… Te miro
y tu silencio es una ceguera mía… Te miro y sueño…
Hay cosas rojas y cobras(**) en el modo como pienso en tí,
y tu idea sabe al recuerdo de un sabor horrible…

¿Para qué no tenerte despecio? ¿Porqué no perderlo?…
¡Ah, deja que yo te ignore!… Tu silencio es un abanico ―
Un abanico cerrado, un abanico que abierto sería tan bello, tan bello,
pero más bello es no abrirlo, para que la Hora no tenga pecado…

Heláronse todas las manos cruzadas sobre todos los pechos…
Marchitáronse más flores de las que había en el jardín…
Mi amarte es una catedral de silencios elegidos.
Y mis sueños, una escalera sin principio pero con fin…

Alguien entrará por la puerta… Se siente al aire sonreir…
Tejedoras viudas gozan las mortajas de vírgenes que tejen…
¡Ah!, tu tedio es una estatua de una mujer que ha de venir,
el perfume que tendrían los crisantemos si lo tuviesen…

Es preciso destruir el propósito de todos los puentes,
vestir de alienación los paisajes de todas las tierras,
enderezar a la fuerza la curva de los horizontes,
y gemir por tener que vivir, como un ruido brusco de sierras…

¡Hay tan poca gente que ame los paisajes que no existen!…
Saber que mañana continuará existiendo el mismo mundo ― ¡Cuánto nos desanima! ―
Que mi oír tu silencio no sean nubes que entristezcan
tu sonrisa, ángel exiliado, y tu tedio, aureola negra…

Suave. Como tener madre y hermanas, cae la rica tarde…
No llueve ya, y el vasto cielo es una gran sonrisa imperfecta…
Mi conciencia de tener conciencia de ti es una oración,
y mi saberte sonriendo, una flor marchita en mi pecho…

¡Ah, si fuésemos dos figuras en un lejano vitral!…
¡Ah, si fuésemos los dos colores de una bandera de gloria!…
Estatua acéfala puesta en un rincón, polvorienta pila bautismal,
Pendón de vencidos que exhibe en su centro este lema: ¡Victoria!

¿Qué es lo que me tortura?… Si hasta tu faz en calma
sólo me llena de tedios y de opios de ocios horrendos…
No sé… Yo soy un loco que extraña su propia alma…
Fui amado en efigie en una país más allá de los sueños…

_____________________

(*) La palabra ‘luar’ que podría verterse por “claro de luna” reviste una gran importancia en la obra pessoana y representa, además de la claridad que da a los parajes desiertos la luna durante las noches, un estado del alma cercano ―pero no idéntico― a la ‘saudade’; pero además, suele tener connotaciones relacionadas con la presencia indefinida del misterio (tal vez por efecto residual de antiguos cultos lunares de la península ibérica).

(**) La palabra “cobras” tiene en portugués el doble sentido del adjetivo “cobrizas” (del color del cobre) y de “cobras” (especie de ofidio); sin duda, Pessoa juega aquí con esta dualidad.


HORA ABSURDA

O teu silêncio é uma nau com todas as velas pandas…
Brandas, as brisas brincam nas flâmulas, teu sorriso…
E o teu sorriso no teu silêncio é as escadas e as andas
Com que me finjo mais alto e ao pé de qualquer paraíso…

Meu coração é uma ânfora que cai e que se parte…
O teu silêncio recolhe-o e guarda-o, partido, a um canto…
Minha ideia de ti é um cadáver que o mar traz à praia…, e entanto
Tu és a tela irreal em que erro em cor a minha arte…

Abre todas as portas e que o vento varra a ideia
Que temos de que um fumo perfuma de ócio os salões…
Minha alma é uma caverna enchida pela maré cheia,
E a minha ideia de te sonhar uma caravana de histriões…

Chove ouro baço, mas não no lá-fora… É em mim… Sou a Hora,
E a Hora é de assombros e toda ela escombros dela…
Na minha atenção há uma viúva pobre que nunca chora…
No meu céu interior nunca houve uma única estrela…

Hoje o céu é pesado como a ideia de nunca chegar a um porto…
A chuva miúda é vazia… a Hora sabe a ter sido…
Não haver qualquer coisa como leitos para as naus!… Absorto
Em se alhear de si, teu olhar é uma praga sem sentido…

Todas as minhas horas são feitas de jaspe negro,
Minhas ânsias todas talhadas num mármore que não há,
Não é alegria nem dor esta dor com que me alegro,
E a minha bondade inversa não é nem boa nem má…

Os feixes dos lictores abriram-se à beira dos caminhos…
Os pendões das vitórias medievais nem chegaram às cruzadas…
Puseram in-fólios úteis entre as pedras das barricadas…
E a erva cresceu nas vias férreas com viços daninhos…

Ah, como esta hora é velha!… E todas as naus partiram!
Na praia só um cabo morto e uns restos de vela falam
De Longe, das horas do Sul, de onde os nossos sonhos tiram
Aquela angústia de sonhar mais que até para si calam…

O palácio está em ruínas… Dói ver no parque o abandono
Da fonte sem repuxo… Ninguém ergue o olhar da estrada
E sente saudades de si ante aquele lugar-Outono…
Esta paisagem é um manuscrito com a frase mais bela cortada…

A doida partiu todos os candelabros glabros,
Sujou de humano o lago com cartas rasgadas, muitas…
E a minha alma é aquela luz que não mais haverá nos candelabros…
E que querem ao lado aziago minhas ânsias, brisas fortuitas?…

Porque me aflijo e me enfermo?… Deitam-se nuas ao luar
Todas as ninfas… Veio o sol e já tinham partido…
O teu silêncio que me embala é a ideia de naufragar,
E a ideia de a tua voz soar a lira dum Apolo fingido…

Já não há caudas de pavões todas olhos nos jardins de outrora…
As próprias sombras estão mais tristes… Ainda
Há rastos de vestes de aias (parece) no chão, e ainda chora
Um como que eco de passos pela alameda que eis finda…

Todos os ocasos fundiram-se na minha alma…
As relvas de todos os prados foram frescas sob meus pés frios…
Secou em teu olhar a ideia de te julgares calma,
E eu ver isso em ti é um porto sem navios…

Ergueram-se a um tempo todos os remos… Pelo ouro das searas
Passou uma saudade de não serem o mar.. Em frente
Ao meu trono de alheamento há gestos com pedras raras…
Minha alma é uma lâmpada que se apagou e ainda está quente…

Ah, e o teu silêncio é um perfil de píncaro ao sol!
Todas as princesas sentiram o seio oprimido…
Da última janela do castelo só um girassol
Se vê, e o sonhar que há outros põe brumas no nosso sentido…

Sermos, e não sermos mais!… Ó leões nascidos na jaula!…
Repique de sinos para além, no Outro Vale… Perto?…
Arde o colégio e uma criança ficou fechada na aula…
Porque não há-de ser o Norte o Sul?… O que está descoberto?…

E eu deliro… De repente pauso no que penso… Fito-te
E o teu silêncio é uma cegueira minha… Fito-te e sonho…
Há coisas rubras e cobras no modo como medito-te,
E a tua ideia sabe à lembrança de um sabor de medonho…

Para que não ter por ti desprezo? Porque não perdê-lo?…
Ah, deixa que eu te ignore… O teu silêncio é um leque —
Um leque fechado, um leque que aberto seria tão belo, tão belo,
Mas mais belo é não o abrir, para que a Hora não peque…

Gelaram todas as mãos cruzadas sobre todos os peitos…
Murcharam mais flores do que as que havia no jardim…
O meu amar-te é uma catedral de silêncios eleitos,
E os meus sonhos uma escada sem princípio mas com fim…

Alguém vai entrar pela porta… Sente-se o ar sorrir…
Tecedeiras viúvas gozam as mortalhas de virgens que tecem…
Ah, o teu tédio é uma estátua de uma mulher que há-de vir,
O perfume que os crisântemos teriam, se o tivessem…

É preciso destruir o propósito de todas as pontes,
Vestir de alheamento as paisagens de todas as terras,
Endireitar à força a curva dos horizontes,
E gemer por ter de viver, como um ruído brusco de serras…

Há tão pouca gente que ame as paisagens que não existem!…
Saber que continuará a haver o mesmo mundo amanhã — como nos desalegra!…
Que o meu ouvir o teu silêncio não seja nuvens que atristem
O teu sorriso, anjo exilado, e o teu tédio, auréola negra…

Suave. como ter mãe e irmãs, a tarde rica desce…
Não chove já, e o vasto céu é um grande sorriso imperfeito…
A minha consciência de ter consciência de ti é uma prece,
E o meu saber-te a sorrir uma flor murcha a meu peito…

Ah, se fôssemos duas figuras num longínquo vitral!…
Ah, se fôssemos as duas cores de uma bandeira de glória!…
Estátua acéfala posta a um canto, poeirenta pia baptismal,
Pendão de vencidos tendo escrito ao centro este lema — Vitória!

O que é que me tortura?… Se até a tua face calma
Só me enche de tédios e de ópios de ócios medonhos…
Não sei… Eu sou um doido que estranha a sua própria alma…
Eu fui amado em efígie num país para além dos sonhos…












domingo, 25 de julio de 2010

"Ahora tengo sed y mi amante es el agua"

Así empieza uno de los poemas más bellos de Eduardo Carranza, El olvidado, el poeta que traigo hoy. Lo conocí cuando era chiquita, y me encantaba un poema a la bandera Colombiana en la que se conjugaban los tres colores y el territorio nacional: "Ella es el viento de la patria/ si la besas, besas su frente/ atlántica y sus pies amazónicos.". Luego conocí el Soneto sediento: "Mi tú. Mi sed. Mi víspera. Mi te-amo."; el Soneto con una salvedad "salvo mi corazón, todo está bien."; el Soneto a Teresa: "Teresa, en cuya frente el cielo empieza."

Me encantaba su manera de hablar de la melancolía y la tristeza, del dolor de ser abandonado o de la inmensa felicidad de amar a alguien. "Te llamarás silencio en adelante./ Y el sitio que ocupabas en el aire/ se llamará melancolía."

En sus poemas finales logró esa reflexión que me encanta en la poesía, saberse otro y desconocerse. Olvidarse de sí mismo, siendo uno mismo. "El poeta pregunta por su vida" en sus poemas, en sus palabras, en sus escritos, y no se encuentra, se busca todo el tiempo, pero ya es otro, y pronto ya no será más.

Eduardo Carranza nació en Villavicencio en 1913, fue un reconocido intelectual de su época. Junto a otros poetas creo un movimiento en el que "bajo el nombre de Piedra y Cielo se publicaron" en Bogotá" entre septiembre de 1939 y marzo de 1940" siete delgados cuadernos de poesía" presentados por Lozano y Lozano en aquellos días como "fascículos [sic] de versos nítidamente editados" que dirige" edita y costea el joven y acaudalado poeta don Jorge Rojas" . Estaban impresos en láminas sueltas de un papel grueso que no perdía su forma" en una edición impecable que acercaba e invitaba al lector. Se trataba -en orden de aparición- de |La ciudad sumergida de Jorge Rojas (1911-1995)" |Territorio amoroso de Carlos Martín (1914- )" |Presagio de amor de Arturo Camacho Ramírez (1910-1982)" |Seis elegías y un himno de Eduardo Carranza (1913-1985)" |Regreso de la muerte de Tomás Vargas Osorio (1908-1941)" |El ángel desalado de Gerardo Valencia (1911-1994) Y |Habitante de su imagen de Darío Samper (1909-1984)." (http://www.lablaa.org/blaavirtual/publicacionesbanrep/boletin/bole69/bolet1a.htm)

Hay quienes dicen que Aurelio Arturo estaba en ese movimiento, pero pues hay que leerlo para darse cuenta de que el estilo no concuerda y él dijo en muchas ocasiones que no pertenecía.

A mí me gusta Carranza, no me encanta y pues no es uno de mis poetas de cabecera. Pero me alegra de vez en cuando, además es super romántico, así que en esos días en que uno tiene dudas Carranza se las soluciona. El poema que traigo hoy, me parece uno de los más bellos y menos "adornados" de Carranza, juega con las palabras y las imagenes, logrando que el lector se deje llevar por las evocaciones a la vez que reflexiona sobre la escritura (o eso me sucede a mí).

Bueno, creo que aunque mis textos de introducción son, sobre todo para mí misma, emocionantes e informativos, tienen un problema y es que como dice una amiga mía "dirigen la interpretación del espectador". No siendo más....


Madrigal con un río, una rosa, una hamaca...

Tú, mi amor, que caminas como un beso,
andando vas por entre mis palabras:
es como si avanzaras separando
las ramas azuladas de un jardín,
las verdes hojas trémulas de donde sale el viento.
Recorres el papel con mi escritura.
Y cuando escribo río
tú lo cruzas nadando
y llegas y te extiendes en la arena
dorada de otras sílabas radiantes
que en la orilla te esperan;
y cuando escribo rosa, la rosa que has besado
da su forma a tus dos manos unidas,
si escribo sed te acercas a mis labios
si cascada, aparece tu cintura,
si nido azul, palpita tu garganta,
y si palmera escribo, descansas a su sombra
y si escalera, ruedas por tu risa
donde tu corazón relampaguea,
y si escribo paloma anida en ti
partida en dos magnolias temblorosas.
Apoya tu cabeza en esta luz,
en este pecho de hombre, en este verso
de plumas desveladas y febriles
y quédate dormida
tronchada y extendida en esta hamaca
mecida por el sueño que sale de mi mano
cuando te escribo, o, lento, te acaricio.

Si alguien quiere tocar la brasa pura
del amor en los años venideros
que toque estas palabras donde brilla
nuestro quemante beso para siempre.


jueves, 8 de julio de 2010

Una maldición


Oliverio Girondo nació el 17 de agosto de 1881 en Buenos Aires. Su familia era adinerada, lo que le permitió viajar y estudiar en Europa. Desde muy joven escribía, y se destacó por ser un poeta vanguardista y por influenciar a montones de generaciones posteriores. Sus poemas son juegos de palabras, llenos de imagenes que juegan con la imaginación del lector.

Hoy traigo uno de mis favoritos, es como una maldición infantil. Propongo que alguien dibuje este poema.


Que los ruidos te perforen los dientes,
como una lima de dentista,
y la memoria se te llene de herrumbre,
de olores descompuestos y de palabras rotas.
Que te crezca, en cada uno de los poros,
una pata de araña;
que sólo puedas alimentarte de barajas usadas
y que el sueño te reduzca, como una aplanadora,
al espesor de tu retrato.
Que al salir a la calle,
hasta los faroles te corran a patadas;
que un fanatismo irresistible te obligue a prosternarte
ante los tachos de basura
y que todos los habitantes de la ciudad
te confundan con un madero.
Que cuando quieras decir: "Mi amor",
digas: "Pescado frito";
que tus manos intenten estrangularte a cada rato,
y que en vez de tirar el cigarrillo,
seas tú el que te arrojes en las salivaderas.
Que tu mujer te engañe hasta con los buzones;
que al acostarse junto a ti,
se metamorfosee en sanguijuela,
y que después de parir un cuervo,
alumbre una llave inglesa.
Que tu familia se divierta en deformarte el esqueleto,
para que los espejos, al mirarte,
se suiciden de repugnancia;
que tu único entretenimiento consista en instalarte
en la sala de espera de los dentistas,
disfrazado de cocodrilo,
y que te enamores, tan locamente,
de una caja de hierro,
que no puedas dejar, ni por un solo instante,
de lamerle la cerradura.

viernes, 28 de mayo de 2010

Beckett


Cascando
1.
por qué no simplemente no esperar
a ser ocasión de
un vertedero de palabras

¿no es mejor abortar que ser estéril?

después de tu partida las horas son tan tristes
siempre empiezan a rastras demasiado pronto
los garfios desgarrando con ceguedad el lecho de miseria
rescatando los huesos los amores antiguos
cuencas una vez llenas con ojos como tuyos
¿es mejor siempre demasiado pronto que jamás?
negra necesidad salpicando los rostros
diciendo una vez más nunca flotó lo amado nueve días
ni nueve meses
ni nueve vidas

2.
diciendo una vez más
si no me enseñas tú no aprenderé
diciendo una vez más existe un último
atardecer de últimas veces
últimas veces de mendigar
últimas veces de amar
de saber no saber simular
un último atardecer de últimas veces de decir
sino me amas nunca seré amado
si no te amo ya no amaré nunca

un batir de palabras gastadas una vez más en el corazón
amor amor amor golpe de un émbolo antiquísimo
moliendo el suero inalterable
de las palabras

una vez más aterrado
de no amar
de amar pero no a ti
de ser amado y no por ti
de saber no saber simular
simular

yo y todos los otros que te amen
si te aman

3.
a menos que te amen

viernes, 21 de mayo de 2010

e. e. cummings

Conocí a este poeta por una película bastante mala donde recitan uno de sus poemas. El poema (llevo tu corazón conmigo), me llamó mucho la atención y decidí investigar.

Edward Estlin Cummings, mejor conocido como e. e. cummings (así sin mayúsculas), nació en Cambridge, Massachusetts en 1884. Cuando tenía 20 años se enroló en el ejército aliado durante la Primera Guerra Mundial, fue voluntario conduciendo ambulancias en Francia, donde pronto fue acusado de traición (falsa) y recluido durante tres años en un campo de concentración. De esta experiencia sale La habitación enorme, su única novela publicada en 1922. Era pintor, ensayista, poeta y dramaturgo. Su poesía, es bastante particular, hay quienes dicen que trasgrede las normas ortográficas y de puntuación. Yo diría que en realidad se trata de los usos, muy creativos, que hace de la ortografía, y la puntuación para dar sentido a sus poemas.

Personalmente, me encanta. Actualmente leo la novela La habitación enorme, pero no me sorprende tanto como su poesía. Les dejo entonces este poema 11:435 publicado en 1950 en su libro Xaipe.

11:435

tantos yo (tantos dioses y demonios cada uno
más voraz que todos) es un hombre
(tan fácilmente uno en el otro se esconde;
mas siendo todos se libra el hombre de ser ninguno)

tan tumultuoso es el más simple deseo:
tan despiadada masacre la más inocente
esperanza (tan hondo el espíritu de la carne
y tan despierto lo que el despertar llama dormido)

así nunca está solo el más solitario de los hombres
(su aliento más breve vive el año de algún planeta,
su vida más larga es un latido de algún sol;
su menor inmovilidad recorre la estrella más joven)

-cómo pretendería un loco que así mismo se
llama "yo"
abarcar el innumerable quien?



domingo, 9 de mayo de 2010

Gacela de la huida

Gracias a mi hermana menor conocí la obra Divan del Tamarit de García Lorca. Fue escrito entre 1931 y 1935, finalmente fue publicado en 1936. Diván es una palabra persa que primero designó la habitación donde los escribas hacían el inventario y más tarde se refería al libro donde se escribía. En árabe llegó a significar un conjunto determinado de una clase de poesías. Y Tamarit era el nombre de una propiedad de la familia García Lorca en Granada.

Este poemario está dividido en dos partes, la primera incluye doce gacelas, que son composiciones breves dedicadas al amor, aunque en este caso las hay dedicadas a la muerte; y la segunda compuesta de 9 casidas, las casidas son composiciones mucho más largas de temas variados y que generalmente empiezan con una introducción.

El poema que traigo hoy es una de las gacelas, no podría decir que la más bella, pero por lo menos una de las que más me gustó. Pero me queda una pregunta ¿de qué quiere huir el poeta? ¿será acaso del amor?...


X
Gacela de la huida


Me he perdido muchas veces por el mar
con el oído lleno de flores recién cortadas.
Con la lengua llena de amor y de agonía
muchas veces me he perdido por el mar,
como me pierdo en el corazón de algunos niños.

No hay nadie que al dar un beso
no sienta la sonrisa de la gente sin rostro,
ni nadie que al tocar un recién nacido
olvide las inmóviles calaveras de caballo.

Porque las rosas buscan en la frente
un duro paisaje de hueso
y las manos del hombre no tienen más sentido
que imitar a las raíces bajo tierra.

Como me pierdo en el corazón de algunos niños,
me he perdido muchas veces por el mar.
Ignorante del agua, voy buscando
una muerte de luz que me consuma.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Creció la hierba en los caminos.

Aurelio Arturo, es uno de mis amores literarios... Entenderlo es fácil para mí. Yo he visto los paisajes que describe, he sentido la nostalgía de la que habla, he oido a las gentes de sus poemas. Nací en el país del viento, donde el sol viene de visita a las aldeas, donde el verde es de todos los colores, donde el silencio es un maduro gajo de fragantes nostalgias...

Aurelio Arturo nació el 22 de febrero de 1906 en La Unión, Nariño, vivió allí su infancia, y parte de su adolescencia, luego se fue a estudiar derecho a Bogotá. Fue conocido por poemas publicados de manera esporádica en periodicos y revistas. Un amigo dice que Arturo es un poeta de génesis, de creaciones: palabra a palabra, verso a verso, el mundo aparece nuevo ante los ojos lectores. Es un poeta extraño, su obra más conocida y de hecho su único poemario es Morada al sur. El resto son poemas sueltos, que fueron publicados en revistas y periodicos. El que les traigo es uno de los últimos, me recuerda a amigos que están lejos, compañeros de viaje, y a algunos que quieren ser hierba.

Bordoneo

Creció la hierba en los caminos.
Y un vagabundo vio los tiernos
campos lamerle los zapatos.
Y vio que el cielo era un gran viento
azul, corriendo sobre las hierbas.

Uniendo aldeas con canciones
bien puede un hombre juntar estrellas
bajo los párpados de la noche.
Y oír, tendido en la hierba
que le es suave aliento, difusa
la melodía de las sendas.

Un vagabundo vio los días
danzar, y las mariposas.
¡Un vagabundo por las aldeas!
Aldea y paloma y flor dichosa
y una mujer en la sombra, trémula.

Y si durmió en el campo razo
lo acompañó el cielo nocturno
como el rostro dulce y borroso
de una mujer que se inclinara.
Dormir en un valle del mundo.

Una aldea linda se llama Rosa,
otra muy suave Virginia
en el canto de un vagabundo,
de un hombre que dice canciones
entre los hombres y los caballos
de un hombre que canta en las ferias
entre los gritos y los fustazos.

Y puede haber muchas cuidades
en la huella de un vagabundo,
en la huella de sus tacones.
Hay en los charcos luz de estrellas.

Los cielos libres fueron suyos
en la voz dulce, en la voz cauta,
como trémulos pajarillos
que bajan cantando a la rama.

Él ha cantado, él ha cantado.
Él ha sabido de cuáles
celestes guitarras la lluvia
va cayendo sobre los prados.

***

Creció la hierba en los caminos.
Y un vagabundo vio las albas
salir del vaho de los juncos.
Y oyó la espuma de sus ríos.
Todo rumor que lleva polen
de melodía. En el difuso
lenguaje lento de las lluvias,
-que empieza con un pausado fraseo-,
oyó la voz de las florestas,
de los lindos claros del bosque
donde se tiende el sol como un perro;
el respirar de las hierbas húmedas
que se levantan lentamente
bajo la carpa de la noche.

***

Bien puede un hombre decir canciones
llenas de sombra si tiene estrellas
para sus sueños y ambiciones.
Puede cantar si tiene estrellas
y palomas y aldeas y mujeres
que hablen la brisa de sus noches
que ahonden sus noches de seda.

Bien puede hacer que de su aliento
broten formas y voces y aromas,
y desnudas en sollozos
carnes ardientes en la sombra.

***

Cantó la brisa en los caminos.
Y un vagabundo vio los verdes
campos triscar tras de sus huellas.
Y vio que el cielo era un gran viento
azul, corriendo sobre las hierbas.

martes, 27 de abril de 2010

De los vacios metafísicos y las inseguridades existenciales

Justamente hoy hablaba con algunos amigos sobre las inseguridades existenciales... hay momentos en que uno siente que las cosas están más inestables que nunca, que parece que nada es seguro; en realidad las inseguridades existenciales son parte de la vida. Sin embargo, a muchas de estas inseguridades nosotros les buscamos explicaciones, y algunos hemos llegado a conclusiones de difícil explicación e incluso expresión en voz alta o en palabras escritas. Por ello, hoy traigo un poema que puede explicar eso, claro que yo creo que en este caso se trata, más que de una inseguridad existencial, de la seguridad de saberse incompleto y dañado.

El poema es de César Vallejo, uno de los más grandes poetas de América. Nació en 1892 y murió 46 años después. Su poesía tiene un tinte agónico muy fuerte, parece además algo inevitable, como si no hubiese podido vivir sin escribir. Espergesia, así se llama el poema, expresa esa existencia afectada, una que vive para morir (como todos).... porque Dios estuvo enfermo el día en que nació el poeta.


Espergesia


Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,
que soy malo; y no saben
del diciembre de ese enero.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Hay un vacío
en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar:
el claustro de un silencio
que habló a flor de fuego.

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Hermano, escucha, escucha...
Bueno. Y que no me vaya
sin llevar diciembres,
sin dejar eneros.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,
que mastico... y no saben
por qué en mi verso chirrían,
oscuro sinsabor de ferétro,
luyidos vientos
desenroscados de la Esfinge
preguntona del Desierto.

Todos saben... Y no saben
que la Luz es tísica,
y la Sombra gorda...
Y no saben que el misterio sintetiza...
que él es la joroba
musical y triste que a distancia denuncia
el paso meridiano de las lindes a las Lindes.

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo,
grave.

viernes, 16 de abril de 2010

Un aprendizaje de desaprender

Alberto Caeiro es mi maestro.
Hay quienes dicen que la obra de Caeiro, fue la única afirmación que hizo Fernando Pessoa. La característica del último, haber creado heterónimos y obras particulares a cada uno. El 8 de marzo de 1914 apareció Alberto Caeiro; en una carta escrita a Adolfo Casais Monteiro, Pessoa describe el hecho: "Un día cuando finalmente había desistido (...) me acerqué a una cómoda alta y, tomando un manojo de papeles, comencé a escribir de pie, como escribo siempre que puedo. Y escribí treinta y tantos poemas seguidos, en una suerte de éxtasis cuya naturaleza no podría definir. Fue el día triunfal de mi vida y nunca tendré otro así. Empecé con un título, El Guardador de Rebaños. Y lo que siguió fue la aparición de alguien en mí, al que inmediatamente llamé Alberto Caeiro. Discúlpeme lo absurdo de la frase: había aparecido en mí mi maestro."

El maestro del poeta nació en Lisboa en 1889 y murió ahí mismo en 1915. Caeiro, no creía en nada: existía. Era un sabio, "para el sabio vivir y pensar no son actos separados", "la vida del sabio es irrefutable" (Paz 1965:146). Es el mito del poeta inocente, aquél que ve el mundo como es. Él, en tanto ser humano, hombre natural, era parte de la naturaleza, era "una afirmación absoluta del existir (ibíd: 148).

El siguiente poema, pertenece a la obra El guardador de rebaños, titulada así por uno de los poemas más bellos de la obra. El poema que sigue, es la exaltación del pensamiento de Caeiro. Espero que les guste.

NOTA: Las referencias citadas están en el ensayo de Octavio Paz sobre Fernando Pessoa "El desconocido de sí mismo", que se encuentra en el libro Cuadrivio (1965), Editorial Joaquín Mortiz, México.
La carta a Monteiro puede ser leída en el blog: ensayopessoa.blogspot.com

15

Lo que vemos de las cosas son las cosas.
¿Por qué habíamos de ver una cosa si hubiese otra?
¿Por qué ver y oír sería engañarnos
si ver y oír son ver y oír?

Lo esencial es saber ver,
saber ver sin estar pensando,
saber ver cuando se ve,
y no pensar cuando se ve,
no ver cuando se piensa.

Pero esto (¡tristes de nosotros que llevamos el alma vestida!),
esto exige un estudio profundo,
un aprendizaje de desaprender
y un secuestro en la libertad de aquel convento
del que los poetas dicen que las estrellas son las monjas eternas
y las flores las penitentes convictas de un solo día,
pero donde después de todo las estrellas no son más que las estrellas
ni las flores otra cosa que flores,
y por eso es por lo que las llamamos estrellas y flores.

sábado, 10 de abril de 2010

Ciudad sin sueño

Aunque no es la primera vez que escribo en un blog, este es mi primer blog...
La idea: crear un espacio para la poesía, mostrar poemas, hablar de ellos, discutirlos, y dar a conocer poetas desconocidos.

La poesía crea mundos posibles, y abre infinitamente el abanico de posibilidades. Espero que los poemas que aquí vayan apareciendo, muevan el corazón de los que los lean, que les erizen la piel, que los hagan sonreir, que les muestren el sol, que los inunden las palabras y vean el mundo de maneras diferentes.

El primer poema, es el que da nombre a este blog. Ciudad sin sueño (Nocturno del Brooklyn Bridge) escrito por Federico García Lorca, durante su estadía en New York. El poema hace parte del libro Poeta en Nueva York escrito entre 1929 y 1930 durante su estadía en la Universidad de Columbia y su visita a Cuba, y publicado por primera vez en 1940. El cambio de Andalucía a Nueva York, fue radical para García Lorca, el poema ilustra la época... recuerden La Gran Depresión de 1929, la dureza de la realidad de una metropolis, la caída de la bolsa, la desesperanza, los animales que representan la pérdida de las ilusiones y los sueños, la vida maquinal y automata. No hay tiempo para dormir, "No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie."
"No es sueño la vida", pero "Otro día/ veremos la resurrección de las mariposas disecadas".

Por las ciudades sin sueño que nos habitan.


Ciudad sin sueño (Nocturno del Brooklyn Bridge)

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas.
Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan
y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas
al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.

No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Hay un muerto en el cementerio más lejano
que se queja tres años
porque tiene un paisaje seco en la rodilla;
y el niño que enterraron esta mañana lloraba tanto
que hubo necesidad de llamar a los perros para que callase.

No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
Nos caemos por las escaleras para comer la tierra húmeda
o subimos al filo de la nieve con el coro de las dalias muertas.
Pero no hay olvido, ni sueño:
carne viva. Los besos atan las bocas
en una maraña de venas recientes
y al que le duela su dolor le dolerá sin descanso
y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros.

Un día
los caballos vivirán en las tabernas
y las hormigas furiosas
atacarán los cielos amarillos que se refugian en los ojos de las vacas.

Otro día
veremos la resurrección de las mariposas disecadas
y aún andando por un paisaje de esponjas grises y barcos mudos
veremos brillar nuestro anillo y manar rosas de nuestra lengua.
¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
A los que guardan todavía huellas de zarpa y de aguacero,
a aquel muchacho que llora porque no sabe la invención del puente
o a aquel muerto que ya no tiene más que la cabeza y un zapato,
hay que llevarlos al muro donde iguanas y sierpes esperan,
donde espera la dentadura del oso,
donde espera la mano momificada del niño
y la piel del camello se eriza con un violento escalofrío azul.

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
Ya lo he dicho.
No duerme nadie
Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las sienes,
abrid los escotillones para que vea bajo la luna
las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.