sábado, 10 de abril de 2010

Ciudad sin sueño

Aunque no es la primera vez que escribo en un blog, este es mi primer blog...
La idea: crear un espacio para la poesía, mostrar poemas, hablar de ellos, discutirlos, y dar a conocer poetas desconocidos.

La poesía crea mundos posibles, y abre infinitamente el abanico de posibilidades. Espero que los poemas que aquí vayan apareciendo, muevan el corazón de los que los lean, que les erizen la piel, que los hagan sonreir, que les muestren el sol, que los inunden las palabras y vean el mundo de maneras diferentes.

El primer poema, es el que da nombre a este blog. Ciudad sin sueño (Nocturno del Brooklyn Bridge) escrito por Federico García Lorca, durante su estadía en New York. El poema hace parte del libro Poeta en Nueva York escrito entre 1929 y 1930 durante su estadía en la Universidad de Columbia y su visita a Cuba, y publicado por primera vez en 1940. El cambio de Andalucía a Nueva York, fue radical para García Lorca, el poema ilustra la época... recuerden La Gran Depresión de 1929, la dureza de la realidad de una metropolis, la caída de la bolsa, la desesperanza, los animales que representan la pérdida de las ilusiones y los sueños, la vida maquinal y automata. No hay tiempo para dormir, "No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie."
"No es sueño la vida", pero "Otro día/ veremos la resurrección de las mariposas disecadas".

Por las ciudades sin sueño que nos habitan.


Ciudad sin sueño (Nocturno del Brooklyn Bridge)

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas.
Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan
y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas
al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.

No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Hay un muerto en el cementerio más lejano
que se queja tres años
porque tiene un paisaje seco en la rodilla;
y el niño que enterraron esta mañana lloraba tanto
que hubo necesidad de llamar a los perros para que callase.

No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
Nos caemos por las escaleras para comer la tierra húmeda
o subimos al filo de la nieve con el coro de las dalias muertas.
Pero no hay olvido, ni sueño:
carne viva. Los besos atan las bocas
en una maraña de venas recientes
y al que le duela su dolor le dolerá sin descanso
y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros.

Un día
los caballos vivirán en las tabernas
y las hormigas furiosas
atacarán los cielos amarillos que se refugian en los ojos de las vacas.

Otro día
veremos la resurrección de las mariposas disecadas
y aún andando por un paisaje de esponjas grises y barcos mudos
veremos brillar nuestro anillo y manar rosas de nuestra lengua.
¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
A los que guardan todavía huellas de zarpa y de aguacero,
a aquel muchacho que llora porque no sabe la invención del puente
o a aquel muerto que ya no tiene más que la cabeza y un zapato,
hay que llevarlos al muro donde iguanas y sierpes esperan,
donde espera la dentadura del oso,
donde espera la mano momificada del niño
y la piel del camello se eriza con un violento escalofrío azul.

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
Ya lo he dicho.
No duerme nadie
Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las sienes,
abrid los escotillones para que vea bajo la luna
las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario