jueves, 5 de julio de 2012

Samuel Beckett

soy un discurrir de arena que resbala
entre la duna y los guijarros
la lluvia del verano llueve sobre mi vida
sobre mí vida mía que me persigue y huye
y tendrá fin el día del comienzo

caro instante te veo
en el retroceder de este telón de bruma
donde ya no deberé pisar en estos largos umbrales movedizos
y viviré lo mismo que una puerta
que se abre y se vuelve a cerrar

lunes, 2 de julio de 2012

Si acaso Wislawa Szymborska

Podía ocurrir
Tenía que ocurrir
Ocurrió antes. Después.
Más cerca. Más lejos.
Ocurrió; no a ti.

Te salvaste porque fuiste el primero
Te salvaste porque fuiste el último
Porque estabas solo. Porque la gente.
Porque a la izquierda. Porque a la derecha.
Porque llovía. Porque hacía sombra.
Porque hacía sol.

Por fortuna había allí un bosque.
Por fortuna no había árboles.
Por fortuna una vía, un gancho, una viga, un freno, un marco, una curva, un milímetro, un segundo.
Por fortuna una cuchilla nadaba en el agua.

Debido a que, ya que, y en cambio, a pesar de.
Qué hubiera ocurrido si la mano, el pie,
a un paso, por un pelo,
por casualidad.

¿Ah, estás? ¿Directamente de un momento todavía entreabierto?
¿La red tenía un sólo punto, y tú a través de ese punto?
No dejo de asombrarme, de quedarme sin habla.
Escucha
cuán rápido me late tu corazón.