sábado, 11 de agosto de 2012

Philip Larkin

XXV
Amanece otra vez
en las calles
Y de nuevo somos dos desconocidos;
De volver a encontrarnos
¿Cómo podré decirte que
la última noche viniste,
de sorpresa, como en un sueño?
Y cómo olvidar
que gastamos el amor de buena gana,
hablando sin parar
como los amigos, como sólo  llegarán a serlo
quienes hayan dejado morir la pasión en sus
                                           corazones.
Ahora, mientras contemplo el crepúsculo
me pregunto cómo pudo el amor
venir a ponerse en sueños, si las veces que
                                   nos vimos
puedo contarlas con los dedos de una mano.


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